Azul y Guadalupe Vieiro están un poco más cerca de tener consigo la única pertenencia que les queda pendiente de su padre, el «Domador del Aconcagua» y quien falleció hace 40 años en la Cordillera de los Andes. Las hermanas partieron el domingo en expedición al volcán Tupungato en búsqueda de la mochila que está en el lugar desde 1985.
“El Domador del Aconcagua”, como llamaban a Guillermo Vieiro, tuvo tres hijos y una extensa carrera en los cerros. Además de conocer las entrañas del Coloso de América, contaba con más de 20 de experiencia escalando otras cumbres mundiales, como el Everest.
Azul, la hija de Viero, se puso manos a la obra, y el 15 de febrero, junto a su hermana Guadalupe y un grupo de 10 personas, todos apasionados de la montaña, se calzaron las botas para encontrarse con ese pasado. Tenía solo 4 años cuando su padre no volvió más a casa. Ahora busca cerrar la historia y recuperar el último vestigio de su padre.
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“Es una historia muy triste y trágica para la familia, pero yo estoy en paz con él. Fue realmente un apasionado y un patriota, y lo que recuperemos en la montaña lo vamos a donar, le pertenece a la historia del andinismo argentino. No queremos que nadie se lleve nada, si pasa justo por ese lugar. No tenemos idea qué puede contener la mochila, solo la queremos rescatar para poner en valor esta pieza de nuestra historia”, expresó Azul
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Su destino del otro lado de la Cordillera de los Andes en la región de San José del Maipo, a una hora de Santiago, y por donde se puede acceder, entre otros picos, cerros y volcanes, al volcán Tupungato en el país trasandino.
La mochila se encuentra a 6.100 msnm, en un sendero secundario -y más inhóspito que el principal- y fue por aquel filo el que intentaron su expedición Vieiro y su gran compañero y alumno, Leonardo Rabal, en enero de 1985. Ambos miembros de la cordada fallecieron en esta expedición.
«Por esa guía que eligieron nunca se volvió a escalar«, contó el guía Juan Martín Schiappa
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Está previsto que, en el lugar, los 9 expedicionarios permanezcan 10 días. La mayoría de ellos incluirán caminatas de entre 3 y 6 horas, muchos de ellos de aclimatación. Y la idea es que entre el séptimo y el octavo día alcancen el sitio exacto donde aún yace la mochila (la misma que lleva cuatro décadas en el lugar).
Si bien este objeto (un tesoro para los Vieiro) quedó en esa zona de glaciares y senderos estrechos en 1985, recién en febrero del año pasado la mochila de Guillermo emergió de entre los hielos y las nieves eternas del Tupungato (el calentamiento global hizo lo suyo para que aquello que estuvo congelado durante cuatro décadas hoy estuviera visible). Y fue la guía de montaña Gabriela Cavallaro -quien participa de la actual expedición- quien la vio a lo lejos.
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En aquel momento, Gabriela comandaba otra misión para la que la habían contratado. Y aunque pasó a casi un kilómetro de la mochila, no era un lugar de fácil acceso. Y los tiempos apremiaban para cumplir con el trabajo que le habían encomendado. No obstante, Gabi supo desde el comienzo que esa no era una mochila cualquiera, sino la del legendario Guillermo Vieiro, conocido por todos como «el Domador del Aconcagua».
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