La decisión la tomó el gobierno debido a la superpoblación de los ejemplares y a la sequía que está golpeando duramente la fauna del país.

Los sacrificios serán realizados por francotiradores profesionales, quienes comenzarán la «eliminación» de las especies este miércoles, luego de una orden de los líderes aborígenes en las tierras de Anangu Pitjantjatjara Yankunytjatjara.

La decisión fue tomada debido a que unos 10.000 camellos en estado salvaje acuden a las fuentes de agua de las que disponen las poblaciones aborígenes de la zona, por lo que dañan sus infraestructuras y ponen en peligro a las familias y comunidades, además de competir con el ganado.

Muchos de estos camellos mueren de sed o al pelear entre ellos por el acceso al agua y, según el Ministerio, «en algunos casos, los cadáveres de los animales han contaminado importantes fuentes de agua y zonas culturales», que son de vital importancia para los aborígenes, cuya forma de vida y espiritualidad se vinculan a sus lugares sagrados.

El gerente de Tierras de los APY, Richard King, dijo que se aprovechará el momento en que los camellos se acerquen al agua para matarlos.