El joven sobrevivió las muy bajas temperaturas de la localidad, gracias al calor de sus perros.
Se trata de Rodrigo Barón, de 24 años, que trabaja cuidando un puesto, a unos 40 km al sur de El Nihuil, San Rafael.
Todo comenzó el pasado jueves, cuando Baron se desplazó en una camioneta hasta el pie de una elevación del terreno en proximidades del puesto que cuida, para obtener señal de comunicación, dado que por las condiciones climáticas, le resultaba imposible.

Desde ese lugar logró contactar a su madre y a unos amigos, a quienes les relató que ya estaba anocheciendo y que estaba un “poco desorientado” de tanto caminar.
Sin embargo, sus familiares y amigos quedaron preocupados, por lo que al día siguiente su madre intentó comunicarse con él, lo que no fue posible; por lo que decidió avisar a los dueños del puesto. Pero éstos recién el domingo se trasladaron hasta el puesto, y constataron que el joven nunca había vuelto, por lo que dieron aviso a la policía.
Los efectivos comenzaron el rastreo correspondiente y encontraron la camioneta abierta, y a uno de los perros que habían acompañado a Rodrigo.
Según publicó Alerta San Rafael, finalmente, a las 21 horas de ayer y gracias a las luces de la policía, Rodrigo logró orientarse; y se reencontró con su papá y amigos.
Inmediatamente, fue trasladado al Hospital Schestakow, donde quedó internado con hipotermia, y con plaquetas bajas, los pies totalmente ampollados, y sus manos lastimadas. Se estima que el joven y sus animales, soportaron temperaturas de -10 C a la interperie.
Durante las tres noches y cuatro días, Rodrigo solo tomó agua de deshielo, y no murió congelado gracias al calor que le dieron sus perros, con quienes se acurrucó para dormir a la intemperie. Tampoco ingirió alimento alguno.
Pero hay un dato que conmueve aún más: RODRIGO ES DIABÉTICO, insulinodependiente. Pasó 80 horas sin inyectarse insulina, y sin haber sufrido hipoglucemias, que solo pueden tratarse con dulces, ya que llevan al desmayo y posterior muerte.
Sin dudas, Rodrigo Barón fue protagonista de uno de los casos de supervivencia más destacados de la historia de San Rafael.