A pesar de que Bullrich había advertido que se aplicaría el protocolo anti piquetes en la realización de la marcha por la educación pública, las fuerzas federales se vieron desbordadas por la convocatoria y directamente se retiraron del Congreso. Rivadavia, Avenida de Mayo y Corrientes, cortadas.
Estiman que en todo el país se movilizaron unas 800 mil personas, considerando principalmente a Rosario, Córdoba, La Plata y principales ciudades.

Poco después de las 16, el microcentro se volvió intransitable para los automóviles y colectivos. Corrientes, Avenida de Mayo, Rivadavia, Bartolomé Mitre, Callao y la 9 de Julio quedaron bloqueadas por los manifestantes que las convirtieron en peatonales. Los policías de la Ciudad se convirtieron en espectadores que miraban a las columnas pasar.
Pero el símbolo del fracaso de Bullrich fue la imagen de las tropas antidisturbios de la Policía Federal, abandonando discretamente, con cascos y escudos a cuestas, la Plaza de los dos Congresos. La doctrina de la «protección de objetivos federales» de la ministra de Seguridad cayó sin pena ni gloria.

«Se sabía que iba a ser la marcha más grande desde que asumió Milei, hay una cantidad de gente tal que es imposible hacer nada. Es un rato, no es que va a estar todo el día cortado«, trataron de minimizar desde el gobierno porteño. Pero, la verdad es que lejos de ser un rato el bloqueo de las avenidas se extendió por horas.
En Sáenz Peña y Avenida de Mayo se concentraron la CTA, ATE, Conadu Histórica y la Asociación Gremial Docente. Sobre Rivadavia, van las organizaciones estudiantiles, desde La Cámpora hasta el PTS. En Yrigoyen se paró la CGT, con Smata, Uocra, el sindicato del Seguro, APL

En el centro de la plaza, se ubicaron el Movimiento Evita y la UTEP. La UNQ entró desde zona sur por Luis Sáenz Peña y la UNLP plantó bandera en Luis Sáenz Peña. La columna de la UBA la encabezaron el vicerrector Emiliano Yacobbiti y el rector Ricardo Gelpi.