La madrugada del 9 de marzo, un llamado al 911 alertó sobre disparos en el Barrio San Martín del oeste de Capital. Esa noche, delincuentes ingresaron a robarle a Martín Cristian Arangue.
El hombre de 37 años fue detenido tras salir en un vehículo tras los delincuentes y realizar disparos intimidatorios contra ellos. Según describió ante su entorno y también a la Justicia, eran responsables de los robos que había sufrido en su hogar.
El Ministerio Público lo imputó por portación ilegal de arma de guerra. Luego de ese acto procesal, terminó en la cárcel. Actualmente, lleva casi un mes, privado de su libertad, no posee antecedentes penales y pidió que lo dejen regresar a su casa
Tras dar aviso al 911, personal policial que fue desplazado al sitio e identificó un Fiat Cronos blanco en la rotonda de ingreso al citado complejo, y, tras una breve persecución, logró detener a Arangue y a otro hombre que, con el paso de los días, terminó recuperando la libertad.
Durante el operativo, que culminó en zona de Avenida Cooperativa, los efectivos hallaron una pistola 9mm sobre una churrasquera, frente a un quiosco, y un segundo cargador en la guantera del vehículo. La misma tenía el cargador colocado y no presentaba numeración. No tenía municiones en el almacén ni en la recámara.
El comerciante admitió haber efectuado los disparos intimidatorios mientras se encontraba en búsqueda de los ladrones, pero aseguró que su intención nunca fue herir a nadie, sino únicamente ahuyentar a quienes, según él, lo habían robado en reiteradas ocasiones. “No maté a nadie, no lesioné a nadie, ni causé ningún daño”, subrayó.
Padre de tres hijos de 5, 10 y 15 años, afirmó que su situación procesal afecta a su familia. “Soy el sostén de ellos y ahora están sufriendo”, expresó con preocupación. Admitió que portar un arma sin papeles fue un error, pero insistió en que su intención nunca fue cometer un delito, sino protegerse de la inseguridad que, según su testimonio, viene marcando su vida desde hace años.
“Soy un hombre de trabajo, toda la vida he trabajado, trabajo desde los doce años en el negocio de mi papá repartiendo carne, tengo tres hijos por los cuales soy el sostén de la casa, el hombre que lleva la casa a cargo y la verdad es que estoy cansado de que me roben por eso hice lo que hice“, declaró en sede judicial.
El fiscal Gabriel Blanco lo imputó y ordenó su detención. En tanto, su abogado, Juan Franco Ferraris, primero solicitó la excarcelación y luego un control jurisdiccional para que la jueza Alejandra Mauricio revise su situación en el expediente. Previamente, había ofrecido pagar una fianza para enfrentar la instrucción en libertad.
Mañana viernes definen si sale de la cárcel.