Se trata de un Beechcraft B-200 Huron de la Aviación Naval aterrizó en la remozada pista de la base antártica Petrel, que partió desde la Base Aeronaval Río Grande y en horas de la madrugada aterrizó, permaneció alrededor de dos horas, repostó combustible en la instalación antártica y regresó al continente.
Se consiguió así un hito histórico al recuperar las operaciones en la nueva pista que se viene probando desde el mes de junio, en que la base antártica recibió el primer aterrizaje de un avión de porte medio, un SAAB 340 numeral T-34 de la Fuerza Aérea, un antecedente para recibir aparatos más pesados como el C-130 Hércules y el Orion P-3C de la Aviación Naval.
Desde principios de 2024 la construcción y remodelación de la pista existente concluyó en una cinta de 1600 metros de largo por 40 de ancho, y una auxiliar en preparación de 1.200 metros, se ha terminado la construcción de los hangares y terminales de carga.
Con el vuelo del Hurón, fue en esta ocasión en que una nave de la Armada recuperar sus operaciones en vuelos normales de logística y abastecimiento.
El cuatrimotor sobrevolando la base
Toda la planificación y posterior vuelo, fueron diseñados por el Comando de la Aviación Naval y el comandante Conjunto Antártico, e incluyó el acompañamiento de un cuatrimotor Orion P-3C durante toda la travesía. Esta aeronave de apoyo que tiene capacidades de exploración marítima y rescate, sobrevoló la pista, los pilotos hicieron reconocimiento del terreno y vías de aproximación, permaneciendo en el aire, mientras el Hurón repostaba para emprender el regreso.
La operación se consideró un éxito de las operaciones de Aviación Naval. Hacía más de 51 años que la Armada Argentina no operaba con aeronaves de ala fija desde pistas en la Antártida. Las últimas lo habían hecho desde la “Estación Aeronaval Petrel”, inaugurada el 22 de febrero de 1967, y que tuvo como origen un refugio naval instalado en 1952.