Desde la coordinación del área de Prevención del Plan Provincial de Adicciones de Mendoza, resaltaron algunos puntos importantes para tener en cuenta, como generar un vínculo de confianza entre los jóvenes y la familia, para reflexionar sobre la actividad, y desarrollar el pensamiento crítico, son claves para prevenir consumos problemáticos, sobre todo en la adolescencia.

El uso desmedido o poco adecuado de estas plataformas digitales, en ocasiones, supone riesgos, sobre todo para las infancias y adolescencias, quienes, por su gran afinidad y facilidad de manejo de la tecnología, tienen mayor predisposición a exponerse a prácticas peligrosas. Esto se debe a que esa franja etaria, por las características madurativas propias de la edad, atravesada por cambios físicos y emocionales constantes, se encuentra más vulnerable. A veces pueden resultar afectadas por actividades peligrosas, como los desafíos virales, tan populares en la actualidad. Es necesario tener un extremo cuidado con esta realidad.

El coordinador del área de Prevención de Adicciones, Facundo Cócola, reflexionó sobre la mejor manera de detectar un consumo problemático y evitarlo: “Lo primero para prevenir cualquier tipo de riesgo en la sociedad asociado a la salud mental es que se desarrollen vínculos de confianza entre madres, padres e hijos, entre la familia y la persona en desarrollo”.

“Si se genera un vínculo de confianza estable, seguro, siempre el niño o niña va a tener un lugar donde ir a consultar, donde abrirse, donde contar sus miedos, sus dudas, sus inquietudes, y entender que el mundo es un lugar seguro y que puede seguir explorándolo con tranquilidad y que va a haber alguien que lo pueda apoyar en caso de ser necesario” agregó.

Resaltó que fomentar el pensamiento crítico en las infancias y adolescencias, es una herramienta crucial a la hora de prevenir. Por eso, fundamental que quienes ejercen las tareas de cuidado de menores reflexionen, y formen su propia posición crítica, para transmitir las recomendaciones adecuadas desde el conocimiento y la responsabilidad.

“La mejor manera es con la compañía de un adulto, no dejarlo que piense sola/o, sino acompañar el proceso de pensamiento junto con ella/él y permitirle que desarrolle su pensamiento autónomo. Esto quiere decir que no piense exactamente como yo, sino que aprenda a pensar, a generar su propio raciocinio, su propio juicio” aseguró.

Además explicó que no podemos vivir en un mundo sin tecnología, porque eso ha estado y seguirá estando, pero si se puede vivir en un mundo donde la tecnología no sea problemática, y donde haya otras cosas además de, exclusivamente, esos tipos de consumo o estímulos.

Es importante entender el contexto social, ya que la interacción o socialización,  no es fácil en una sociedad en la cual quienes se encargan de las tareas de cuidado, a su vez deben trabajar muchas horas fuera de casa para generar ingresos económicos.

La falta de integración social se suma a las múltiples crisis, algunas propias de las adolescencias, y otras, generadas por el entorno.