Efectivos de la Unidad interviniente Agrupación Especial de Despliegue Rápido «General Martín Miguel de Güemes» de Gendarmería realizaban un operativo rutinario de control de vehículos sobre la ruta nacional 34 en jurisdicción de Luis Palacios, a unos 30 kilómetros al norte de Rosario.
Ante el nerviosismo detectado por el conductor de un auto en el que viajaban tres personas, todas de nacionalidad boliviana, los gendarmes convocaron a un perro adiestrado para la detección de droga. El auto procedía de Orán, Salta, y se dirigía hacia el conurbano bonaerense. El perro reaccionó ante la presencia de cocaína y los efectivos detectaron que la misma estaba camuflada en el taque de combustible.
El método que utilizaron para esconder la droga fue quebrar los paquetes para introducirlos por el sector donde se aloja la bomba de nafta. Fuentes consultadas indicaron que «los familiares de Castedo siguen operando a pleno en la zona fronteriza con Bolivia» y «son propietarios de numerosas hectáreas de campos en Bolivia que limitan con la frontera seca de nuestro país». El Clan Castedo es quien controlaba el tráfico de drogas en toda la zona limítrofe entre Argentina y Bolivia.
