A 174 años de muerte de San Martín, todavía seguimos recordando sus hazañas y enseñanzas.
Nacido en Yapeyú, en 1778, el General ya de muy chico demostrada su habilidad para el combate. A los pocos años de vida, San Martín viajó a España para combatir contra los moros en África y después contra el ejército de Napoleón. Al cual venció.
Luego, volvió a Buenos Aires para ayudar a la independencia de los pueblos americanos.
En 1812 comenzaron las batallas que lo llevaron a liberar nuestro país. Luego, fue nombrado gobernador de Cuyo, hasta que Chile cayó en manos realistas enviadas por el Virrey del Perú.
Ya concretada la independencia en 1816, fue aprobada la idea de San Martín de cruzar los Andes. Primero, combatió en Chacabuco, donde ganó y se dio paso a la capital Trasandina. Después, fue dorrotado en Cancha Rayada, pero se rehizo y ganó la batalla de Maipú. Luego, fue al Perú, dónde en 1821 se dio la entrada triunfal a Lima, convirtiéndose en protector de la Libertad del Perú.
En 1822 volvió a Buenos Aires, para irse a Europa a dedicarse a la crianza de su hija, Mercedes Tomasa. En 1830 se mudaron de París a Bolugne Sur Mer, para estar más cerca de Inglaterra por la tensión de ese momento en Francia. Se supo que San Martín quiso regresar a Buenos Aires, pero al ver las tensiones y el fusilamiento del coronel Dorrego, desembarcó en Montevideo y volvió a Europa.
El 17 de Agosto de 1850 el General don José de San Martín pasó a la inmortalidad. En 1880 sus restos fueron repatriados y puestos en la Catedral Metropolitana, lugar donde descansa, custodiado por sus Granaderos.
Antes de morir, San Martín le dejó 12 máximas a su hija, las cuales son:
1. Humanizar el carácter y hacerlo sensible aún con los insectos que nos perjudican.
2. Inspirarle amor a la verdad y odio a la mentira.
3. Inspirarle una gran confianza y amistad, pero unida al respeto.
4. Estimular en Mercedes la caridad con los pobres.
5. Respeto sobre la propiedad ajena.
6. Acostumbrarla a guardar un secreto.
7. Inspirarle sentimientos de indulgencia hacia todas las religiones.
8. Dulzura con los criados, pobres y viejos.
9. Que hable poco y lo preciso.
10. Acostumbrarla a estar formal en la mesa.
11. Amor al aseo y desprecio al lujo.
12. Inspirarle amor por la Patria y por la Libertad.