l metal precioso no solo se fortalece como activo financiero, sino que también despierta interés en quienes buscan una alternativa para proteger su dinero frente a la incertidumbre económica.
Según el último informe de la consultora Metals Focus, la demanda global de oro aumentó un 7% durante el primer trimestre de 2025, especialmente en el segmento de lingotes físicos.
¿Habrá otro anuncio inesperado para evitar la crisis de los mercados? Los costos son altos. La tasa de interés que debe pagar el Tesoro de Estados Unidos después de la masiva venta de títulos que hizo China se elevó a 4,40%. Polonia y Turquía están siguiendo los pasos de China. Venden bonos y compran oro.
Por eso los inversores privados, a través de los grandes fondos, buscaron refugio en el oro, que superó su récord al menos 14 veces este año. El metal precioso cerró ayer a USD 3.175. En abril batió por tercera vez su récord y en lo que va de 2025 aumentó 21%.
En Argentina, el contexto también juega a favor del metal. La estabilización de la macroeconomía y la creciente cultura financiera entre los consumidores generaron un nuevo perfil de comprador: personas que no buscan especular, sino resguardar. Lingotes de 1, 5 o 10 gramos se convirtieron en productos cada vez más consultados, en paralelo con monedas de inversión y otras piezas de valor certificadas.
Con esta lógica, el oro dejó de ser patrimonio exclusivo de grandes fortunas. Su accesibilidad, tanto en precio como en formatos, lo volvió una opción viable para quienes priorizan seguridad y prefieren una inversión tangible, física y fácilmente liquidable.