La ciudad de París implementó un impresionante despliegue de seguridad para la inauguración.
Con 45.000 agentes de seguridad, 15.000 militares y 650 miembros de cuerpos especiales, se crearon varios anillos de seguridad alrededor del Sena, cerrando el tráfico, el transporte público y los establecimientos comerciales en la zona central de la ciudad.
El presidente francés, Emmanuel Macron, llegó al Trocadero donde lo esperaban un centenar de jefes de Estado y Gobierno y dirigentes de organizaciones internacionales.
86 barcos llevaron por el Sena a los deportistas de las 205 delegaciones participantes. Entre ellas, la delegación argentina brilló con luz propia. Los atletas argentinos recorrieron los seis kilómetros entre los puentes de Austerlitz y de Iena, camino del Trocadero, donde descendieron para participar en la parte protocolaria de la ceremonia.
Rocío Sánchez Moccia, abanderada argentina, expresó su emoción en una entrevista con TV Pública: “Es un honor llevar la bandera. Tengo felicidad, emoción, ansiedad, ya empiezan los Juegos. La verdad que es increíble, no me tocó nada parecido, siempre fue caminar por un estadio. Va a ser súper especial, particular y algo mágico”.
Luciano De Cecco, también abanderado, agregó: “Es hermoso poder representar a la selección, a todos los deportistas que estamos acá. Es todo nuevo, pero a la vez increíble y una experiencia inigualable”.
Los franceses Teddy Riner, tricampeón olímpico en judo, y Marie-José Perec, ganadora de tres medallas doradas en Barcelona 1992 y Atlanta 1996, fueron los encargados de realizar el encendido del pebetero que fue elevado por un globo aerostático de 30 metros de altura y está situado en el Jardín de las Tullerías, junto al Louvre, la Plaza de la Concordia, los Campos Elíseos y el Arco del Triunfo.