Si bien, la argumentación esgrimida por el prelado hacía referencia a «cuestiones de índole personal», trascendió en las últimas horas desde el propio Obispado local que la salida de Domínguez estuvo relacionada con denuncias que recibió el religioso por “acciones indebidas” y afirmó que asumía «el compromiso de custodiar la intimidad de los denunciantes y sus familias, quienes siempre tendrán el derecho de acudir a la justicia civil».
El 13 de febrero último, el Vaticano hizo público que el obispo de la diócesis de San Rafael, monseñor Carlos María Domínguez, había dimitido a los 59 años de edad en una acción que presagiaba que algo más detrás de la renuncia para que la Santa Sede se la hubiera aceptado sin llevar ni siquiera dos años en el cargo.
El Obispado sanrafaelino señaló que «dada la gravedad de los hechos declarados se ha iniciado una investigación para que se medien las acciones canónicas que corresponden conforme a los protocolos vigentes en la Iglesia».
Según el sitio infovaticana.com, «al menos tres jóvenes mayores de edad de entre 18 y 20 años denunciaron al obispo por abusos sexuales» a comienzos de este mes ante la justicia y ello derivó en un proceso canónico que terminó con la salida de Domínguez. En tanto, el blog de Abusos del Instituto del Verbo Encarnado y del Instituto Servidoras del Señor y la Virgen de Matará –enemigos declarados del renunciado prelado- afirmó que «días antes de su partida, (Domínguez) fue formalmente denunciado en la diócesis por tocamientos indebidos a jóvenes, invitaciones a playas nudistas y otros comportamientos inapropiados».
Finalmente, un artículo publicado a comienzos de semana por la agencia de noticias Los Ángeles Press y firmado por Rodolfo Soriano Núnez titulado “Argentina, Alemania o Francia: nadie sabe del abuso” comenta que “la repentina renuncia de Carlos María Domínguez a la diócesis de San Rafael es el último avance en una larga historia de radicalización de un segmento de la Iglesia Católica que se remonta a fines de la década de 1960, cuando los obispos argentinos no estaban dispuestos a despedir a un sacerdote que llegó al extremo de desafiar abiertamente la autoridad tanto de Juan XXIII como de Pablo VI para convocar y promulgar el Segundo Concilio Vaticano”, hablando del sacerdote Carlos Buela y del Instituto del Verbo Encarnado.
Desde la diócesis de San Rafael se señaló la semana pasada que el obispo denunciado partió el miércoles rumbo a Buenos Aires y que su intención es viajar a Roma para reunirse con el Papa Francisco, que actualmente atraviesa una delicada situación de salud. Las causas judiciales ordinaria y canónica -estimamos- continúan su investigación.