La empresa, una de las más importantes de Latinoamérica, está al borde de la quiebra; aunque sus propetarios no quieran reconocerlo. Y es lógico, ya que el 84% de sus acciones son del estado nacional y provincial.
Pero ni aun así, se puede tapar el sol con un dedo, y el gigante de la industria mendocina atraviesa sus horas más oscuras. Al punto que hoy, cuando casi un centenar de sus 750 empleados se manifestó a las puertas de la planta, sin ingresar a sus puestos de trabajo; no hubo ni un solo responsable que diera la cara. Cabe aclarar que el CEO de la empresa, Horacio Aldo Chighizola (ex funcionario de Macri); está allí puesto por el estado.
Los obreros ya habían hecho paro en la jornada del lunes y el martes, y la Subsecretaría de Trabajo les dictó la conciliación obligatoria, obligando a la patronal y a los gremios que representan a los empleados -Unión Obrera Metalúrgica (UOM) y Asociación de supervisores de la Industria Metalmecánica de la República Argentina (ASIMRA)- a sentarse a una mesa negociadora.
Sin embargo, todo fue silencio desde la patronal, por lo que resolvieron manifestarse hoy nuevamente. Es que no sólo les adeudaban medio salario de noviembre, sino pagos atrasados y certezas respecto del aguinaldo.
Hoy, al menos, lograron que se les pague el medio salario adeudado.
Hasta ahora, la firma estadounidense ARC Energy se presentó como única oferente para comprar la histórica empresa mendocina. Para quedarse con Pescarmona, ofrecieron 27 millones de dólares, que en principio irían a capitalizar la endeudada empresa.
El gran escollo para que avance esa privatización que se dilató en el tiempo más de lo pensado es el enorme pasivo que arrastra IMPSA y que supera los 550 millones de dólares. Por eso es previsible, que antes de avanzar con la compra de la firma, los estadounidenses pretendan reestructurar esa enorme deuda, para lo cual deberían acordar con los principales acreedores.