“Esta mañana el Papa Francisco presentó una crisis respiratoria asmática prolongada, que también requirió la aplicación de oxígeno de alto flujo”, expresaron en un comunicado desde la Santa Sede. Además, se señaló también que sus análisis de sangre diarios mostraron una trombocitopenia, una condición asociada a la anemia, “que requirió la administración de transfusiones de sangre”.
Previamente, la Santa Sede había difundido un parte médico en el que confirmaba que el líder religioso, de 88 años, continuaba con la leve mejoría que venía presentando desde hace días y que había pasado una buena noche. Sin embargo, más tarde el panorama pareciera haberse agravado, lo que generó gran preocupación en fieles de todo el mundo.
Desde su hospitalización, su cuadro clínico fue calificado de “complejo” y requirió varios cambios de terapia farmacológica. Los médicos explicaron que el Papa llegó con el problema de la infección y que algunos días después surgió la neumonía bilateral.
La trombocitopenia es una condición médica caracterizada por un número bajo de plaquetas en la sangre. Las plaquetas son células responsables de la coagulación, por lo que su disminución puede llevar a problemas de sangrado o moretones.
Esta condición puede ser causada por diversas razones, como problemas en la producción de plaquetas en la médula ósea, aumento en la destrucción de plaquetas, secuelas de enfermedades como infecciones o trastornos autoinmunitarios.
En el caso del papa Francisco, la trombocitopenia se asoció con anemia, lo que significa que su cuerpo no solo tiene pocas plaquetas, sino que también puede tener una cantidad insuficiente de glóbulos rojos.