Alberto Fernández cerró su gestión con un discurso marcado por la autocrítica pero apuntando contra el gobierno pasado. «Argentina es un país mucho mejor que hace cuatro años«, sintetizó y desarrolló una serie de alcances de las políticas de su administración: «más trabajo, más obras de infraestructura construidas, más viviendas, más industria, más universidades, más derechos para las mujeres y disidencias, más desarrollo de ciencia y tecnología».
Reconoció que «no hemos logrado resolver una matriz económica sólida que permita el acceso a una vida digna para todos y todas. Ampliamos derechos, pero faltan. Pusimos la Justicia Social como horizonte, pero no la alcanzamos». En contrapartida, planteó que asumió «el gobierno en diciembre del 2019 en una situación calamitosa, dejada por el gobierno que me precedió, con altísimos índices de pobreza e inflación y una deuda que nos comprometía por generaciones».
«En estos cuatro años hemos sufrido los efectos negativos de una deuda que irresponsablemente tomó el gobierno que me precedió. Esa es la principal causa de nuestra crisis social y económica«.
«El acuerdo que firmamos con el FMI hizo posible postergar pagos que jamás hubiéramos podido enfrentar con la economía recesiva que recibimos», destacó Fernández, haciendo referencia a uno de los motivos de tensión interna dentro del oficialismo, y apuntó que hay que recordar que esa deuda nos obligaba a pagar entre 2021 y 2022 la suma de 37.000 millones de dólares. De esa deuda, tomada irregularmente, denunciada ante los tribunales federales y que ahora el mismo FMI comienza a indagar, no ha quedado en Argentina un solo dólar».
Fernández manifestó que «con semejante escenario no es razonable pensar en un ajuste que detenga nuestra producción y restrinja el empleo y el consumo que tanto nos ha costado recuperar. Debemos cuidar que bajo el argumento de querer resolver el problema fiscal, no se vulneren los derechos de los que trabajan ni se frustren las aspiraciones de los que invierten y producen».
«Hemos mejorado los niveles de calidad institucional que hace años reclamaba la ciudadanía en nuestro país: división de poderes, respeto a las libertades y a la diversidad, eliminación de los mecanismos de inteligencia política interna y de persecución ilegal«, añadió y también subrayó que «la libertad de expresión fue absoluta. La libertad de prensa fue absoluta. He sido injuriado, calumniado, difamado y lo he soportado sin denunciar a ningún periodista, ni ningún medio».