Claro, Telcel e Infinitum, empresas pertenecientes al emporio del multimillonario Carlos Slim, redoblaron la apuesta a fuerza de dinero. Estas firmas pagan el salario de Sergio «Checo» Pérez, de 10 millones de dólares, y ponen otros 30 a Red Bull.
Así, se aleja la posibilidad de la salida del mexicano de la escudería, y se desvanece la posibilidad de que Franco Colapinto se asegurara un asiento en Red Bull para el 2025.
Está claro: la lealtad está con el piloto y no con la escudería. En el caso de que Checo abandonara el equipo que maneja Christian Horner, sus patrocinadores saldrán con él. Y en un deporte donde la financiación lo es todo, la decisión de reemplazar al piloto mexicano por otro no es tan sencilla. Hay unos 30 millones de dólares en juego, según detalla el diario deportivo español Marca.
La única butaca sin nombre para 2025 es la del compañero del japonés Yuki Tsunoda en Racing Bulls, el segundo equipo de la empresa de bebidas energéticas. Y allí todos los números apuntan al neozelandés Liam Lawson, quien desde algunos grandes premios reemplazó al australiano Daniel Ricciardo.
Para que eso ocurra, Horner debería despedirse no solo de Checo, sino de todos los patrocinadores mencionados, además de Banorte, Kit-Kat (que acaba de convertirse en sponsor de la F1), Jalisco, ESPN (en español para toda Latinoamérica) e incluso Uber (México), que también apoyan al piloto azteca.
De esta manera, el único asiento vacío es el del segundo equipo de Red Bull, Racing Bulls, y sería ocupado por el neozelandés Liam Lawson. No parece probable. Así que en caso de confirmarse la continuidad de Pérez, la única opción que le quedaría al argentino para continuar en la Fórmula 1 sería la escudería francesa Alpine.
Para concretar la llegada de Colapinto, Alpine debería dar marcha atrás con el arribo del australiano Jack Doohan, que actualmente es el piloto de pruebas.