Ayer, viernes, una tormenta volvió a generar complicaciones en la ciudad de Bahía Blanca. La preocupación se apoderó de los habitantes, quienes todavía no logran recuperarse de la última tragedia.
La naturaleza mostraba otra faceta con una fuerte tormenta que trajo consigo más de 50 milímetros de lluvia en un lapso de pocas horas.
Hace exactamente dos semanas, la ciudad enfrentó un temporal calificado como histórico que dejó a su paso daños considerables y llevó al límite las infraestructuras de drenaje. Pero en esta ocasión, a pesar de los intensos aguaceros, Bahía Blanca resistió sin necesidad de evacuar pobladores. Según datos proporcionados por el municipio, aunque el agua acumulada fue significativa, las medidas preventivas tomadas tras el último temporal dieron sus frutos, minimizando el impacto en las áreas urbanas vulnerables.
Las imágenes de calles y viviendas anegadas se hicieron presentes una vez más, pero los corazones de los bahienses latieron al ritmo de la victoria. Los que pudieron salir a celebrar fueron precavidos, evitando zonas peligrosas o de alto riesgo de inundación. La lluvia torrencial trajo momentáneamente la preocupación a ciertas partes de la ciudad, pero el espíritu de celebración no fue empañado.
A pesar de que en esta ocasión no se informaron daños personales ni materiales significativos, la situación invita a reflexionar sobre la necesaria adaptación de los sistemas urbanos de drenaje y la correspondiente planificación para mitigar los efectos del cambio climático, que tantas veces se hace presente en formas inesperadas.