Si bien el presidente ya dejó claro que le “importan tres carajos”, y que no suma el hecho de volver a calificar de «degenerados fiscales» a los diputados opositores que votaron a favor del proyecto; Milei anticipó que –en caso de convertirse en ley– la vetará.
«Les voy a vetar todo, me importa tres carajos”, dijo, refiriéndose a la nueva fórmula de movilidad jubilatoria.
Lo cierto, es que el artículo 83 de la Carta Magna establece que «desechado en el todo o en parte un proyecto por el Poder Ejecutivo, vuelve con sus objeciones a la Cámara de su origen: ésta lo discute de nuevo, y si lo confirma por mayoría de dos tercios de votos, pasa otra vez a la Cámara de revisión. Si ambas Cámaras lo sancionan por igual mayoría, el proyecto es ley y pasa al Poder Ejecutivo para su promulgación«.
De modo que, si Unión por la Patria, la UCR, Hacemos Coalición Federal, la Coalición Cívica e Innovación Federal quisieran insistir con la iniciativa después de su veto, puede perfectamente hacerlo juntando las dos terceras partes de los votos en una nueva sesión especial. Y luego el Senado debería refrendar esa misma mayoría.
La mayoría que establece la Constitución se refiere al 66,66%. De hecho, en la votación de diputados, el porcentaje a favor de la reforma jubilatoria alcanzó el 69%.
Es decir, si quieren, los legisladores podrían hacerlo de nuevo, a pesar de las amenazas de Guillermo Francos en cuanto a que si el Congreso insiste con la nueva fórmula jubilatoria: “Habrá recortes de todo tipo”.