El mayor de cinco hermanitos entregó una carta al pastor de una iglesia evangélica, en la que dirigía un desesperado pedido a Dios: en sus palabras, el menor suplicaba que su madre dejara de maltratarlo tanto a él como a sus hermanos.
Por tratarse de menores, la ley impide la difusión de los nombres de los involucrados, para preservar la identidad de las víctimas.
Por el caso, una mujer de 28 años fue detenida en Santiago del Estero, tras ser denunciada por el pastor del barrio Santa Rosa de Lima por la carta del niño, y porque además le tocó presenciar una escena brutal de maltrato físico a los hermanitos, cuyas edades oscilan entre los 2 y 12 años.
Los menores asistían regularmente a la escuelita bíblica que el pastor organiza en su hogar, donde comenzó a notar signos alarmantes de vulnerabilidad. El contacto directo con los niños permitió al hombre y a las personas que colaboran con él observar el difícil entorno en el que vivían los pequeños. La situación, que inicialmente generaba preocupación, pronto se tornó insostenible debido a los constantes episodios de violencia.
Días antes de la detención, el mayor de los niños entregó una carta al pastor, en la que dirigía un desesperado pedido a Dios. En sus palabras, el menor suplicaba que su madre dejara de maltratarlo tanto a él como a sus hermanos. Este mensaje conmovió profundamente al pastor, quien había estado observando las dificultades de los pequeños, pero aún no había sido testigo de la gravedad total de la situación.
El pasado sábado, la mujer irrumpió en el lugar durante el almuerzo y atacó físicamente a su hijo mayor. “Qué mier… hacen aquí, si ustedes están castigados. Andá a buscar una soga y matate… mirá, con este palo, si vos no te matas, yo te voy a matar”, dijo la mujer a sus hijos a los gritos frente al resto de chicos. Además, le pegó una trompada en la cara al mayor de ellos, de 12 años.
El pastor, testigo directo de este episodio de violencia, intentó intervenir y calmar a la mujer, pero sus esfuerzos fueron en vano. Al ver que la situación no mejoraba, decidió llamar a la policía, quienes respondieron rápidamente y detuvieron a la mujer bajo los cargos de «amenazas y lesiones calificadas por el vínculo».
El accionar policial evitó que la situación se agravara aún más. Los menores, en un estado de vulnerabilidad evidente, quedaron bajo el cuidado de otros familiares, con la supervisión de la Subsecretaría de Niñez, Adolescencia y Familia (Subnaf). La intervención de las autoridades también incluye la declaración de los niños en Cámara Gesell, una medida que garantiza que su testimonio se recoja de manera protegida y en un entorno seguro.
El caso conmocionó a la comunidad local, no solo por la violencia involucrada, sino también por la intervención del pastor, quien cumplió un papel clave en la protección de los niños. Las autoridades judiciales y policiales continuarán trabajando en el caso para garantizar que los menores reciban la atención y protección necesarias, mientras la investigación sigue su curso.
Este trágico episodio pone de relieve una vez más la necesidad de denunciar y actuar frente a cualquier indicio de violencia familiar, especialmente cuando se trata de menores de edad.