Trece años y cinco meses después de la desaparición de María Cash, un camionero de 71 años llamado Héctor Romero, fue detenido por orden de la Justicia. Se lo considera la última persona que tuvo contacto con la diseñadora antes de su desaparición y podría ser imputado de homicidio calificado.
La orden de captura fue ejecutada en la zona norte de Salta tras detectarse una serie de contradicciones y pruebas significativas. La jueza federal de Garantías N°2 Mariela Giménez, indagará mañana, miércoles, al detenido, mientras que la semana pasada ya había sido imputado por falso testimonio el abogado Carlos Enzo Cuellar.
Según los registros judiciales, Romero declaró inicialmente como testigo que había recogido a Cash cuando hacía dedo en la ruta nacional 34, a la altura de General Güemes, y la transportó hasta el paraje Las Palomitas antes de continuar su viaje. Sin embargo, su versión presentaba inconsistencias que llamaron la atención de los investigadores.
Hoy, fue detenido por efectivos de Gendarmería Nacional en su domicilio de Gral. Güemes. Tras la lectura de la orden de captura, Romero permaneció en silencio y fue trasladado a la sede de la Delegación Salta de la Policía Federal Argentina, donde quedó incomunicado.
La investigación, a cargo del fiscal Eduardo Villalba, tomó un nuevo impulso tras descartar pruebas falsas. Fuentes de la Procuración General de la Nación indicaron que varios testigos iniciales habrían proporcionado información desviando la investigación, posiblemente motivados por la expectativa de recibir una recompensa.
María Cash, tendría hoy 42 años, y era una diseñadora de indumentaria que viajó desde Buenos Aires a Jujuy para vender sus diseños. Su recorrido comenzó el 4 de julio de 2011, cuando salió de la terminal de Retiro, pasando por Tucumán y llegando a Rosario de la Frontera, en Salta.
Los últimos registros de Cash muestran una serie de eventos inquietantes: fue vista en Jujuy haciendo dedo, ingresó al hospital San Bernardo mostrando un deterioro físico, y posteriormente fue trasladada por un remisero. En uno de sus últimos movimientos, tocó la puerta de una vecina pidiendo asilo, lo que le fue denegado.
Su último avistamiento documentado ocurrió el 8 de julio de 2011, cuando dos empleados de una estación de servicio en General Güemes la vieron, momento en el cual ella aseguró “no estar alterada ni perdida”. El día de la desaparición, Romero “levantó” a la joven que hacía dedo al costado de la Ruta Nacional N°34, en la rotonda del cruce de Torzalito, General Güemes, a bordo de un camión Mercedes Benz blanco con acoplado y la inscripción “Catita”. Según su versión, la llevó hasta un sector conocido como la Difunta Correa, en el paraje Palomitas, y luego continuó hacia Joaquín V. González.
Inicialmente, Romero no colaboró con la investigación y fue identificado gracias al testimonio de un testigo que vio a María subir al transporte. El chofer, luego, dio diferentes versiones sobre el lugar exacto en el que dejó a la diseñadora en las cinco veces que prestó declaración.
Por otra parte, los peritajes realizados por los investigadores señalaron que “es casi imposible realizar la maniobra descrita por el camionero en ese lugar”. Según determinaron, “no hay tiempo de frenado para un camión con la carga que llevaba”.
Otro aspecto que llamó la atención de los detectives fue la descripción que Romero hizo de María en sus testimoniales, “desde abajo hacia arriba”. Según declaró, no recordó cómo estaba vestida en la parte superior ni su rostro porque, según él, “estaba despeinada y el pelo suelto le tapaba la cara”. Sin embargo, otras personas implicadas y las cámaras de seguridad del peaje indican que María tenía el cabello recogido.